Hijos de un dios del mal: los tibicenas de la mitología guanche

Los tibicenas, también llamados guacanchas, son seres antinaturales de la mitología de las Islas Canarias. Su origen es muy antiguo: proceden de los mitos y leyendas del pueblo guanche, los habitantes precristianos de las islas. Estas criaturas suelen adoptar la forma de grandes perros oscuros y son los hijos de Guayota, un tenebroso dios de los guanches.

Una fantástica pintura de una de las tibícenas

En tiempos pretéritos, la creencia en los tibicenas se fue extendiendo entre los aborígenes de todas (o casi todas) las islas del archipiélago canario, sobre todo en Tenerife y Gran Canaria. Después, con el paso de los siglos, su nombre ha ido cambiando de una isla a otra. De esa manera:

  • En Tenerife se las conoce como guacanchas, pero también adopta la forma de un gran perro negro el dios Guayota.
  • En la Gomera existe El Hirguan.
  • En Gran Canaria se las llama tibícenas.
  • En La Palma se las conoce como iruene.

Las Islas Afortunadas y sus antiquísimos canes mitologicos

Estos enormes perros negros están presentes en la mitología de las Islas Canarias desde la antigüedad. De hecho, este archipiélago tiene relación con grandes canes míticos desde tiempos muy antiguos. Ya Plinio el Viejo, que vivió en el siglo primero, hace referencia al viaje del rey Juba II de Mauritania a estas islas en el 40 a. C. En este documento, Plinio se refiere a ellas por primera vez como Fortunatae Insulae (Islas Afortunadas) y también utiliza el término Canaria (de can), utilizado para hacer referencia a la isla de Gran Canaria.

Plinio afirma en su texto que este nombre le fue dado a esta isla en memoria de dos mastines de un tamaño fuera de lo normal que los enviados de Juba capturaron allí y llevaron posteriormente a su país. Estos enormes perros aparecen representados a ambos lados del actual escudo de Canarias.

La leyenda de los tibícenas

Las leyendas guanches, de transmisión oral hasta tiempos recientes, recogen como el dios demoníaco Guayota decidió raptar al dios Magec (el sol) y lo arrastró al interior del volcán Teide, en Tenerife, sumiendo al mundo en las tinieblas. Fue el comienzo de una larga noche en la que aparecieron por primera vez las tibícenas. Estas surgieron de las profundidades de la tierra, su morada ancestral, huyendo de la luz y del calor que causaba el sol con su proximidad.

Guayota se puede considerar el padre de las tibícenas
Guayota, el dios del mal, se puede considerar el padre de las tibícenas

La larga noche en la que estaba sumido el mundo terminó en el momento en el que Achamán (dios del cielo) luchó con Guayota y rescató al sol. Entonces el dia y la noche fueron restablecidos y la luz sorprendió a las tibícenas, que comenzaron a vivir en cuevas y hendiduras, cuya profundidad ampliaban excavando para huir de la luz.

Según la leyenda que rodea a estos seres, sus aullidos llenaban las noches y el fulgor de sus ojos penetraba la oscuridad. Los guanches sabían que en las cuevas y en los barrancos aguardaba la muerte. Descendían de las montañas devorando el ganado y haciendo estragos entre la población. En ciertas leyendas, los tibícenas surgían, de repente, del mar.

¿Fueron reales los tibícenas?

Es posible que haya realidad tras tán fantásticas leyendas. En el Barranco de Santos, en Tenerife, en las Cañadas del Teide y en el Barranco de Guayadeque de Gran Canaria existen yacimientos en los que se han encontrado cráneos de cánidos de una especie desconocida. Tienen un tamaño mayor al de cualquier perro actual, por lo que las antiguas leyendas pueden tener como sustrato un recuerdo ancestral de estos seres. También se han encontrado antiquísimas figuras de terracota representando tibícenas, tanto como grandes perros como con otras formas.

Figura de terracota de los tibícenas
Tibícena de terracota. Fuente de la imagen: Instituto de investigación y estudios exobiológicos.

En la época aborigen tuvieron mucha importancia, dadas las figuras de terracota encontradas en Gran Canaria y otras islas, que manufacturaron y que se conocen como “tibicenas”. Eso nos da una idea del alcance en la cosmovisión del pueblo antiguo de Canarias. Ellos les rendían culto, les ponían ofrendas en caminos y determinados lugares, con la más que probable intención de congraciarse con ellos y que no se les aparecieran y les asustasen. Dentro de la religión aborigen, ostentaban aspectos demoníacos, o cuando menos, connotaciones negativas. Tengo testimonios principalmente en La Palma, Tenerife y Gran Canaria, aunque estoy seguro de que en La Gomera, El Hierro, Lanzarote y Fuerteventura también se han dado a lo largo de los siglos.

Luis Javier Velasco, investigador y divulgador, en una entrevista realizada por Juanca Romero Hasmen.

No siempre son perros y no siempre son peligrosos

Al investigar a estos seres me he encontrado con varias fuentes que dejan de lado la mitología guanche e identifican a los tibícenas con antiguos seres espectales que se aparecen ante la gente en los caminos… Y no tienen que ser necesariamente perros.

Generalmente tienen aspecto de animal mamífero y cuadrúpedo, siendo los más abundantes los perros, cerdos, gatos, o hasta incluso se les ha llegado a ver con una forma humanoide. Pero en la gran mayoría de los casos están provistos de un abundante y lanudo pelo negro, incluso hasta brillante; aunque existen varios casos registrados en que el tibicena es completamente blanco. Hay testigos que los describen como aterradores perros negros con ojos rojos en los caminos. También se los han visto en movimiento. Algunos se han transfigurados en personas y viceversa.

Luis Javier Velasco, investigador y divulgador, en una entrevista realizada por Juanca Romero Hasmen.

Es común, por tanto, que aparezcan en los caminos o en los cruces entre ellos, aunque solo se puede especular sobre su motivación. Cuando se comportan de esta manera, los tibícenas no suelen ser peligrosos. Se conforman con asustar a los humanos. Mi opinión es que, aunque los guanches llamasen tibícenas a ambos, se trate de dos tipos de criaturas completamente diferentes.

Ilustración de Gustavo Medina Dominguez: El caso del tibicena blanco de la "Cruz de Tagoro".
Ilustración de Gustavo Medina Dominguez: El caso del tibicena blanco de la «Cruz de Tagoro».

Cuando volvíamos de buscar el farol, vi en la Cruz de Tagoro, un perro tan grande como jamás había visto cosa igual, sus ojos eran rojos y se clavaron fijamente en mí, y su color era blanco como el de una oveja. Viendo aquello me santigüé, aceleré el paso y no me paré hasta llegar al empaquetado.

Los otros tibícenas: Iruene y El Hirguan

Uno de los primeros autores que menciona a estos seres es Juan de Abréu Galindo, quien dice que a los antiguos canarios el demonio «se les aparecía muchas veces, de noche y de día, como un gran perro lanudo. También en otras formas a las cuales llamaban tibisenas».​ Hay que tener en cuenta lo sumergidos que estaban en el cristianismo tanto el autor como las gentes con las que había hablado. Sabemos que los tibícenas son precristianos y debemos quitarles esa capa. Lo que nos queda es lo siguiente: «El mal se aparece de noche en forma de gran perro lanudo» o bien «Por la noche vagaban grandes perros lanudos, malvados por naturaleza».

Aparte de los guacanchas o tibicenas de los que hemos estado hablando, existen en otras de las Islas Afortunadas poderosos seres con la forma de terribles perros demoníacos. Los benahoritas, aborígenes de la isla de La Palma, tienen un dios maligno llamado Iruene. Tiene la forma de un enorme perro lanudo y acostumbra a atacar los poblados y el ganado durante la noche. La morada de Iruene o de los Iruenes era el espacio situado en las cimas volcánicas de Cumbre Vieja.

La Gomera también posee un ser mitológico que ha sobrevivido en la memoria colectiva de la isla: El Hirguan, es un ser maligno que, según la tradición, tenía la forma de un perro de espeso pelaje.

Historias de tibícenas

Existen muchísimos relatos de gente que afirma haber visto tibícenas. Antes he mencionado el caso del tibicena blanco de la «Cruz de Tagoro», pero he decidido citar otro, el que más me ha gustado, para cerrar el post de estas excepcionales criaturas. Es el siguiente:

Dos guardias civiles llevaban bastantes años de servicio y conocían a la perfección la comarca agrícola de Arucas, en Gran Canaria, gracias a las largas y frías patrullas a pie. En una de estas rondas nocturnas, yendo por un camino aislado, pudieron escuchar que alguien los seguía, percatándose de que un cerdito iba tras ellos. Era pequeño y no le prestaron mayor atención, pues pensaban que se habría escapado de alguna finca. Continuaron su caminata nocturna, entretenidos en sus conversaciones. Al rato, quisieron comprobar si el cerdito continuaba detrás y sintieron un repentino escalofrío al ver que dicho cerdo había aumentado notablemente de tamaño de manera inexplicable, con lo cual aligeraron el paso presas del nerviosismo. Al poco tiempo se volvieron para comprobar horrorizados que tenía unas dimensiones enormes. Fué entonces cuando echaron a correr.

Ilustración hecha por Rafael Jara Vicente sobre el encuentro de los Guardias Civiles con el tibicena. Versión libre del autor.
Ilustración hecha por Rafael Jara Vicente sobre el encuentro de los Guardias Civiles con el Tibicena. Versión libre del autor.

La mitología de las islas afortunadas

Como les sucede a un puñado de nuestros seres míticos, los tibicenas han logrado superar los obstáculos del tiempo, que ha acabado con la creencia en mucha otras criaturas, e incluso, a veces, con su memoria. Aún a dia de hoy, las tibícenas se siguen apareciendo en las Islas Afortunadas.

Este me parece un comienzo espectacular para la mitología de las Islas Canarias en este blog. Gracias a las tibícenas he descubierto la mitología del pueblo guanche, y esto no va a quedar aquí. Seguiré explorando los mitos y leyendas de estas islas maravillosas y, en lo que respecta a las criaturas que habitan en ellos, las tendréis todas aquí tarde o temprano. Contad con sus dioses también. A Guayota ya le tengo echado el ojo.

Si queréis ir conociendo a los seres míticos de cualquier otra mitología de la península o bien de cualquier otra nación celta, podéis encontrarlas todas aquí:

Criaturas fantásticas.

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Un abrazo enorme. Muchas gracias por leerme.

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