Lugus, el brillante, dios de las mil artes

Lugus fue el único dios al que adoraron todos los celtas. Lo llamaban Lugh en las naciones celtas del norte y Lugus en Europa. En nuestra Península Ibérica, nuestros antepasados tenían para el muchos nombres, pero sobre todo lo llamaban Lug.

Impresionante imagen de Lugus

Existen topónimos con su nombre prácticamente en toda Europa. Esto es algo extraordinario para un dios céltico. Los dioses más extendidos no se salían, ni mucho menos, de los que pueden ser los límites actuales de un país grande, como España o Francia. Pero Lugh no jugaba en esa liga. Su culto cruzaba océanos y era común a toda la céltica prerromana.

El dios brillante

Lo bueno de todo esto es que ha hecho posible que conozcamos muy bien la figura y los atributos de este dios. Su nombre, tanto sea Lugh cómo Lug, como Lugus, viene de leuk-, «brillar», por lo que significa algo así como «el luminoso» o «el brillante».

Lo cierto es que Lugus era superior a todos los demás dioses. Esta era otra de sus características únicas. No se había visto algo parecido desde el culto a divinidades primordiales, del estilo de las diosas madres anteriores a la llegada de los pueblos indoeuropeos. Un ejemplo de estas poderosas figuras teológicas la tenemos, aún viva hoy en día, en la mitología del actual País Vasco, en las figuras de Ama Lurra y Mari.

Era conocido como el dios de las mil artes o mil oficios, y en las sagas del ciclo mitológico irlandés se enumeran algunos de ellos. Estos eran albañil, herrero, campeón, arpista, guerrero, poeta, historiador, hechicero, médico y copero. Tenga relación con esto o no, en algunos lugares de nuestra península, como Peñalba de Villastar, en Teruel, y también en algunos lugares de la actual Francia, este dios aparece representado con tres rostros.

Grabado en piedra del triple rostro de Lugus

Además, se da la peculiaridad de que algunos de sus topónimos están en plural, cómo Lugoves, Lucubus y Lugovibus. Está muy claro que esta pluralidad de nombre y de rostros nos habla de un dios muy especial, con un papel muy importante.

Entonces, ¿quién era Lugus?

Como he mencionado, tenemos el lujo de conocer muchos datos relativos a esta extraordinaria deidad. El hecho de que Lugus haya sido comparado e identificado con los dioses Apolo y Hermes de la mitología griega y con el dios Mercurio de la mitología romana nos da aún más datos sobre él. Lo que solo podemos aventurar o presumir es que el dios Lugh haya tenido un aspecto similar a estos dioses latinos, que eran jóvenes, bellos y bien proporcionados. No lo sabemos con certeza.

Lugus era un dios guerrero, pero también era maestro en muchas artes, oficios y habilidades. De joven fue herrero, fue hechicero, e incluso fue un gran jugador de hnefatafl (un juego de mesa similar al ajedrez). Estuvo casado con varias diosas, aunque sería con una mujer mortal con quien tendría a su hijo más famosos, Cuchulainn, el héroe más famoso de toda la mitología celta.

Poseía una lanza ígnea extraordinariamente poderosa y una espada de nombre Fragrach. También sabía manejar la honda, cosa que demostraría con posterioridad, al matar a Balor, su abuelo. Poseía también un barco que navegaba sólo, un caballo llamado Enbarr, capaz tanto de ir por tierra como por mar. Su perro se llamaba Failinis, y seguro que también era un peludo encantador y muy especial.

Ilustración de Lugh por H. R. Millar, 1905.
Ilustración de la lanza flamígera de Lugh por H. R. Millar, 1905.

Lug, a pesar de ser un dios, murió. Fué asesinado por los hijos del amante de una de sus esposas, y se dice que está enterrado en la colina de Uilsneach.

Vida y obra de Lugus

Para narrarlas, vayámonos a Irlanda y llamémosle Lugh. Este dios tenía sangre de las monsturosas deidades llamadas Fomorianos, o Fomoré, pues su abuelo era Balor, el más poderoso y peligroso de todos ellos. Los Fomorianos fueron, al igual que los Tuatha de Danan, pueblos muy antiguos que habitaron la Irlanda mítica anterior a la escritura. Fueron deificados posteriormente, convirtiéndose en monstruos, en dioses y en héroes.

La vida de Lugh estuvo marcada por un conflicto entre los fomorianos y los Tuatha De Danann por el control de Irlanda. Él tenía sangre de ambas razas, pero acabó posicionándose a favor del bando de su padre.

Balor encerró a su única hija, Ethlinn, la madre de Lugh, en una torre de cristal en la isla de Tory, al noroeste de Irlanda. Lo hizo porque conocía una profecía que anunciaba que su propio fin llegaría a manos de su nieto. Sin embargo, Cian, de los Tuatha de Danann, hijo de Dian Cecht, consiguió llegar hasta ella y la dejó embarazada.

Los Tuatha de Danann (tal vez el dios marino Manannan Mac Lir, o quizás el dios herrero Goibhniu, hermano de Lugh) salvaron al muchacho de la cólera de Balor y lo cuidaron hasta que se hizo hombre. Su coraje, su valor y sus hazañas le dieron gran renombre a lo largo de toda su vida adulta.

Lugh, su abuelo Balor y su hijo Cuchulainn

Al final, como era inevitable, llegó la guerra entre los Tuatha de Danan y los Fomorianos y Lugh cumplió la profecía durante la segunda batalla de Magh Tuireadh, en la que se enfrentó a su abuelo.

Balor se mostraba formidable en esta gran batalla. Su ojo era un arma tan terrible que amenazaba con arrasar por completo las filas de los Tuatha de Danan. Sin embargo, Lugh lanzó una terrible pedrada contra él y se lo hundió en la cabeza, matándolo y haciendo que su terrible mirada diezmase las filas de los propios Fomoré. A partir de ese momento, Lugh fue conocido como Lamfhada («el del largo brazo»).

Lugh enfrentándose a su abuelo Balor

Lugh acabaría siendo el padre de la figura más heroica de Irlanda, Cuchulain. La madre de este produgioso héroe fué la joven Dectera, de los Hijos de Mil.

Las leyendas dicen que Lugh luchó al lado de Cuchulain contra la reina Medb de Connacht, cuando ésta intentó invadir Ulster. En otra ocasión, tras la muerte de Cuchulain, Lugh ayudó a su hermanastro Conall a cazar y dar muerte a los asesinos del mayor héroe de la mitología irlandesa. La última vez que este dios solar se dejó ver fué en medio de una mágica neblina.

La lanza de Lugh, uno de los cuatro tesoros de los Tuatha Dé Danann

Esta raza mítica llevó consigo cuatro tesoros mágicos a Irlanda: El caldero del Dagda, la espada de Nuada, la piedra de Fal y la lanza de Lugh.

Esta lanza, también llamada «Lanza de Assal», era un símbolo de gran poder. Tenía la particularidad de ser flamígera y solo perdía sus llamas si su filo recibía sangre humana.

Lug también poseía el Barco de Mananan, el dios del mar de los Tuatha Dé Danann , que «conocía los pensamientos de un hombre y podía navegar a dondequiera que este quisiese». De Mananan recibió además a Enbarr, un caballo que podía cabalgar sobre las aguas del mar de la misma manera que lo hacía por tierra.

Por último, Lugh estaba armado con una una poderosa espada llamada Fragarach (Contestadora), capaz de cortar todo tipo de armaduras.

Bella ilustración de Lugh, o Lugus.

El lughnasad, la fiesta celta en honor a Lugus

Lughnassad es una de las grandes festividades celtas y está dedicada a Lugh. Se celebra cuarenta días después del solsticio de verano y en ella se conmemora el inicio de la cosecha. Fue Lugus quien inauguró esta fiesta, celebrando unos juegos funerarios en honor a su madre, que había muerto de agotamiento tras preparar las tierras para que pudiesen ser sembradas.

Esta festividad celta también tendrá un post propio cuando llegue su momento, es decir, durante la luna llena en la que los celtas celebraban esta fiesta.

Y este es Lugus, el primer dios celta en aparecer en este blog.

Pero ya sabéis lo que suelo decir; no es el último. Simplemente es el primero. Os recuerdo que las ocho naciones celtas son Irlanda, Escocia, Gales, Bretaña, la Isla de Man, Cornualles, Galicia y Asturias. Puedes saber más sobre sus mitologías a través de los siguientes enlaces:

Si esto no te interesa tanto, pero sí que quieres saber cosas sobre la cultura celta, tienes esta otra alternativa:

Cultura celta.

Y eso es todo; me despido.

¡Muchas gracias por leerme!

Ya sabéis. Sentid, vivid…

Y no os rindáis nunca.

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