Mitología vasca. Todo lo que tiene nombre existe.

La mitología vasca es una de las más ricas y fascinantes de la Península Ibérica. De todas las mitologías peninsulares, es la única que cuenta con una cosmología mítica propia, en la que diferentes seres se relacionan entre sí mediante una jerarquía y lazos de parentesco.

Debemos decir una cosa de la mitología del País Vasco, algo muy importante para que la gente entienda este artículo. Debido a la peculiaridad de esta tierra y de su idioma, diferente casi en cada uno de sus valles, esta cosmología y los nombres de sus criaturas varían sutilmente en estos distintos lugares.

Es posible y natural que una persona nacida en el País Vasco, o que viva en él, no esté completamente de acuerdo con alguna de las aseveraciones que voy a hacer en este artículo. Debo decir que es normal, que es inevitable, y pedir disculpas por ello.

Todo lo que tiene nombre existe

La mitología vasca viene de antiguo. Ese es parte de su encanto y es un rasgo que me fascina. Una de sus características es la adoración a la diosa madre, y otra es el animismo. Es una mitología animista. Esto significa que todo lo que nos rodea, todas las cosas, tanto los seres vivos como todos los demás elementos de la naturaleza están vivos y dotados de identidad.

Todo esto está vinculado con otro elemento terriblemente importante para la mitología vasca, que es el lenguaje. Todas las cosas tienen un nombre y todos los nombres se corresponden a una cosa. De ahí el famoso dicho de: todo lo que tiene nombre, existe.

La creación del universo en la mitología vasca

Ortzi, dios creador del universo en la mitología vasca.
Ortzi, señor del universo, es también el dios de los cielos en la mitología vasca.

A diferencia de otras mitologías, la cosmología vasca nos habla de la creación del universo por un lado y de nuestro mundo, la tierra, por otro. Esto es así porque un ser de inconmensurable poder, Ortzi, creará y dominará el primero, mientras que otro ser también extremadamente poderoso, Ama Lurra, se ocupará de la segunda.

Antes aún del principio de los tiempos, Ortzi se encontraba solo en la mitad de la nada. Lo único que existía a su alrededor eran partículas, así que comenzó a experimentar con ellas para entretenerse. Un día, sus juegos provocaron una explosión de la que surgieron las estrellas y los planetas. A Ortzi esto le resultó muy curioso y le apeteció pintar los planetas de colores. Mientras tanto, Ama Lurra creaba, poco a poco, la vida en nuestro mundo.

Ama Lurra, la diosa madre de la mitología vasca

En la mitología vasca, la creación del mundo, de la vida, de la naturaleza y del ser humano tiene un trasfondo matriarcal y femenino. Así era para las gentes que habitaban la Península Ibérica antes de la llegada de pueblos indoeuropeos como los celtas o los latinos, estos últimos representados por la Roma imperial.

Sencillo dibujo, comunmente utilizado para representar a Mari, la diosa madre de la mitología vasca.
Ama Lurra es la personificación de la propia tierra, de la naturaleza, de la vida. Mari obtiene de ella los poderes de una diosa madre y tiene asociada la naturaleza y la fecundidad.

Esta diosa madre recibe muchos nombres, pero los más comunes, los más importantes son Amalur y Ama Lurra. Lo primero que hace es separar las aguas de la tierra, llenándolas de vida, y después crea los bosques. Viendo la belleza de lo que había creado, pide ayuda a Ortzi para proteger ambas cosas: los océanos y los bosques. Ortzi accede y este es el nacimiento de unos seres muy importantes de la mitología vasca; los basajaun.

Los basajaun, señores de los bosques

Los basajaun son comúnmente considerados criaturas míticas de la mitología vasca, pero estaría igual de bien verlos como deidades del bosque. Una de las muchas leyendas que existen sobre los basajaun narra como, un buen dia, el lider de todos ellos se enfadó muchísimo y golpeó la tierra con su bastón. El golpe fue tan terrible que causó la división de los continentes.

Me encanta que la mitología vasca tenga una explicación propia para el paso de la Pangea a los actuales continentes. Es una de la muchas cosas especiales y remarcables de esta completa, fascinante y compleja cosmología.

Los basajaun son deidades protectoras de los bosques de la mitología vasca.

Los basajaun son criaturas antropomorfas, muy grandes, cubiertas por unaespesa cabellera que les cubre la cara, la espalda, el pecho, el vientre y la entrepierna, llegando hasta debajo de las rodillas. Es un protector de los rebaños y de los pastores. Ningún lobo se va a atrever a acercarse a un rebaño si un basajaun está presente.

Los jentiles o jentilak, primeros habitantes del País Vasco

También estos son unos seres de una importancia extraordinaria en la mitología vasca. Son considerados los primeros habitantes de esas tierras y están dotados de una enorme fuerza. A ellos se les atribuye la creación de todas las construcciones megalíticas que hay en Euskadi. Les encantaba lanzar grandes piedras y se entretenían haciéndolo, con lo que crearon muchos de los rasgos geográficos del País Vasco.

Según las leyendas de estas tierras, los seres humanos aprendieron la agricultura de estos jentilak, que no transmitieron estos conocimientos de manera voluntaria. El final de estos seres vino de la mano del cristianismo. Según Barandiarán, sucedió de la siguiente manera.

Los jentiles se divertían un día en el collado de Argaintxabaleta, en la sierra de Aralar, cuando vieron que del lado de Oriente avanzaba hacia ellos una nube luminosa. Asustados por el fenómeno, llamaron a un sabio anciano de su raza y le condujeron a aquel lugar para que contemplase la misteriosa nube y les declarara lo que esta significaba. El anciano les dijo «Ha nacido Kixmi y ha llegado el fin de nuestra raza; echadme por el vecino precipicio.

Y los suyos lo echaron peñas abajo y, seguidos de la nube luminosa, huyeron de la misma, corriendo hacia occidente, y al llegar al vallecito de Arraztaran se metieron precipitadamente debajo de una gran losa que desde entonces se llama Jentilarri «sepultura de los jentiles» o «piedra de los jentiles»

Barandiarán.
Dibujo de unos jentiles lanzándose rocas.
Ya puede ser grande la piedra esa de Jentilarri para que se metieran un montón de señores de estos debajo.

Creación de la Luna y el Sol

Según esta mitología, cuando los seres humanos fueron creados no existían ni el Sol ni la Luna, por lo que vivían rodeados de una oscuridad perpetua, siempre asustados a causa de las criaturas de la noche. Finalmente, decidieron dirigirse a Ama Lurra y le pidieron una solución para no tener que vivir atemorizados. Ella creó la luna.

Cuando su luz blanca iluminó la tierra, los humanos se alegraron y abandonaron sus cuevas. Durante algún tiempo, las criaturas que habían vagado libremente en la oscuridad se retiraron al interior de la tierra. Las personas disfrutaron de libertad y comenzaron a prosperar. Pero esto no duró mucho, pues las temibles criaturas de la noche terminaron por acostumbrarse a la luz de la luna y regresaron a la superficie, provocando de nuevo el terror de los seres humanos.

Estos pidieron ayuda de nuevo a su diosa madre, quien, compadecida de los seres humanos, creó el sol. Este fue recibido con gran alegría, pues todo parecía indicar que su potente luz alejaría definitivamente a las criaturas de la noche. Sin embargo, algunas de ellas también se acostumbraron al sol.

La eguzkilorea

Fotografía de un eguzquilorre en la puerta de una casa. El eguzquilorre es un elemento muy importante en la mitología vasca.

Por tercera vez, hombres y mujeres, desesperados, acudieron a Ama Lurra para que los librase de esas criaturas que tanto miedo les daban. Esta vez, la diosa madre creó para ellos la flor del sol, la eguzkilorea, ante cuya presencia todos los seres de la noche han de retroceder. Desde entonces, los humanos cuentan con este poderoso amuleto para protegerse, y lo colocan en las puertas de sus casas para ahuyentar a las criaturas malvadas que pueblan la noche o se atreven a aventurarse en la claridad del día.

Por otro lado, Ama Lurra estaba cansada de los problemas, de las rencillas y de las trifulcas entre los seres vivos que poblaban el mundo, por lo que delegó esta responsabilidad en Mari, un ser de enorme poder que heredó sus poderes como diosa madre.

Irati, la mitología vasca llega al cine

Irati es una ambiciosa película dirigida por Paul Urkijo, el director de la fantástica Errementari. Se trata de un film épico que desarrolla en el Euskadi del año 778 y que se nutre de la mitología vasca. En otras palabras, es un Señor de los anillos que cambia a Tolkien por la esta mitología de la que estamos hablando. ¡Que ganas de que llegue!

La mitología vasca, mi primera mitología

Es algo muy curioso. Soy gallego y adoro mi tierra, pero sin embargo la primera mitología sobre la que escribo un post es la vasca. Y no me arrepiento. Se lo merece. Las demás mitologías la seguirán. La gallega, la asturiana, la cántabra, la leonesa, la aragonesa, la catalana, la extremeña y todas las demás. También la irlandesa, la escocesa, la galesa y las de las demás naciones celtas.

De momento, tienes dos opciones. La primera es profundizar en el conocimiento de esta mitología. Puedes hacerlo leyendo los siguientes artículos, que tratan sobre algunos de sus seres míticos:

  • Las lamiak o lamias, las representantes vascas de la extensa familia de las náyades de la Península Ibérica.
  • Las garbigileak, que es como se conoce en el País Vasco a la antigua y terrorífica figura de las lavanderas de la noche, presentes en Irlanda, Escocia, Francia, Galicia, Asturias, el País Vasco y Portugal.
  • Los jentilak, los primeros habitantes de las tierras vascas

La segunda opción es interesarte por las demás mitologías a través de sus criaturas mitológicas. Puedes hacerlo aquí:

Criaturas mitológicas de las naciones celtas y de los pueblos de la Península Ibérica.

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Un abrazo enorme. Muchas gracias por leerme.

Sentid, vivid y no os rindáis nunca.

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