Tarteso, la fascinante primera civilización de occidente

Tarteso, Tartesos o Tartessos es el nombre por el que los griegos conocían a la que ellos consideraban la primera civilización de occidente.

Fue una cultura extraordinaria, diferente, con una identidad propia muy marcada, todo ello fruto de una fortísima influencia fenicia sobre la población autóctona del suroeste de la Península Ibérica.

Mapa de la mítica Tarteso

Esta población tenía un desarrollo propio muy notable ya desde el calcolítico. De hecho, cuando los fenicios contactaron con ellos por primera vez, llevaban más de mil años sabiendo trabajar el bronce y navegando por el arco atlántico para conseguir el estaño necesario para hacerlo.

El territorio dominado por Tarteso abarcaba aproximadamente las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, junto con el sur de Portugal. Su capital, según fuentes históricas, estaría situada en el cauce del río Tarteso, o Tartessos, que hoy es el Guadalquivir.

Pero lo que determinó completamente el despegue de la sociedad tartesia y la convirtió en algo único y extraordinario fue la influencia del pueblo fenicio y todos los adelantos que estos trajeron con ellos.

Tarteso y los fenicios

Los fenicios trajeron la casa cuadrangular, que no solo permitió el mayor aprovechamiento del espacio, si no que permitió crear calles y el urbanismo propio de una ciudad. También trajeron el torno de alfarero, con el que la cerámica dejó de crearse a mano y comenzó a hacerse de manera industrial. Comenzaron a crearse ánforas, vasijas que permitían almacenar productos para llevarlos en viajes por ultramar.

Los fenicios enseñaron a trabajar la pasta vítrea para crear vidrio. Además, trajeron la vid, trajeron el olivo y trajeron la gallina (si, es en serio, en la península no había ni vides, ni olivos, ni gallinas).

Todas estas cosas, cuya importancia es obvia y extraordinariamente trascendente, no son las aportaciones más importantes de los fenicios a Tarteso. Las dos aportaciones más importantes fueron el alfabeto y la metalurgia del hierro, que los fenicios conocían gracias a los hititas.

La fundación de las colonias fenicias, sobre todo la fundación de la importantisima Gadir (la actual Cádiz), provocó un incremento radical de la actividad comercial y, con ella, de la productividad y explotación de las minas de cobre y de plata.

Antes de la llegada del pueblo fenicio a la península, Tartessos ya era un civilización avanzada y floreciente. Las minas de Rio Tinto ya estaban en plena producción, por ejemplo. Sin embargo, después de que los mercaderes del púrpura fundasen sus colonias, Tarteso se convirtió en el principal proveedor de bronce y plata del Mediterráneo.

Tarteso se vio influida de una manera enorme y muy positiva por el pueblo fenicio.
Tarteso se vio influida de una manera muy positiva por el pueblo fenicio, aunque también hay pruebas arqueológicas de lucha entre ambos pueblos.

Las míticas Casitérides

Pero la clave del éxito en esa época era el estaño, metal que escaseaba terriblemente en el Mediterráneo.

Se impuso, pues, la necesidad de buscarlo en otro lado, y de este hecho surgiría el misterio y la leyenda de las míticas Islas Casitérides. Nadie sabía donde estaban, pues los fenicios guardaban muy bien el secreto de donde conseguían el estaño. Hoy en día sabemos que las Cassiterides nunca existieron y que los fenicios obtenían el estaño en una serie de puntos (islas en muchos casos, como las Cies) que iban desde Portugal hasta Irlanda.

Si quieres entender un poco mejor esta parte, puedes leer este artículo: Los Fenicios en España.

La base de la riqueza de Tarteso fue, pues, la metalurgia y la exportación de oro, plata, cobre, estaño, hierro y plomo. El oro abundaba en los ríos del sur y del oeste, el cobre y el estaño en el noroeste peninsular y la plata en el curso alto del Guadalquivir.

Los barcos tartesios navegaban siguiendo la costa atlántica de la península y remontaban una buena parte del curso de los ríos Tartessos (Guadalquivir) y Anas (Guadiana). También llegaban hasta lo que hoy en día es Gran Bretaña para comerciar con esas islas y para conseguir una mayor cantidad del preciado estaño.

Tanto tartesicos como fenicios eran grandes navegantes.

Los metales circulaban, por rutas terrestres también, en forma de lingotes de forma rectangular, que terminaban llegando incluso hasta Oriente Próximo.

Esto enriqueció a las élites tartesias y a los propios comerciantes y derivó en un aumento de la jerarquización social y en una mayor fusión cultural. Todo esto se hace patente en las tumbas principescas de la necrópolis de La Joya.

Igualmente importantes fueron la agricultura (sobre todo el cultivo de cereales), la ganadería y la pesca.

Tarteso: dioses y templos

Entre los hallazgos tartesios se han hallado pocos objetos que tienen alguna relación con la religión. Sin embargo, los yacimientos arqueológicos más importantes si que tienen relación con el culto y son sobre todo santuarios.

Ahora, para entenderlo bien, debemos acercarnos al significado y la función de los santuarios, no solo en Tarteso, sino en la antigüedad en general. Una función mucho más compleja e importante que aquella a la que estamos habituados hoy en día.

El santuario en la antigüedad tenía varias funciones. La primera y la más obvia era la religiosa, pero también eran un centro económico y, sobre todo, eran un lugar para el comercio. El santuario era un lugar neutral para los comerciantes, un lugar donde los dioses van a hacer la función de árbitros entre el que compra y el que vende para que ninguno de los dos sea engañado.

Se sabe que existen dos dioses orientales que tienen un gran poder y representación en el mundo tartesico. Estos son Baal y su esposa Astarté. De ellos se han encontrado santuarios de estilo fenicio en Jaén y exvotos en diversos puntos de Andalucía.

También existe un elemento muy importante y característico en los santuarios: los altares en forma de piel de toro, algo que se repite en todos los santuarios y se convierte en un símbolo de identidad del mundo tartesio. También las conchas. Delante de las entradas a estos santuarios se disponen pasillos hechos de conchas de mar o de rio que, obviamente, no se pueden pisar porque se rompen.

Bronce Carriazo, famosa figura y símbolo de Tarteso
«Bronce Carriazo», que representa a la diosa fenicia Astarté como diosa de las marismas y los esteros. Museo Arqueológico de Sevilla.

Gobierno, leyes y reyes de Tarteso

La forma de gobierno de Tarteso era la monarquía y poseían todo un sistema de leyes que habían puesto por escrito en tablas de bronce. Argantonio es el único rey de Tarteso del que se tienen referencias históricas. Según el famoso texto de Heródoto, vivió 120 años, de los cuales reinó 80.

Los habitantes de Focea, por cierto, fueron los primeros griegos que realizaron largos viajes por el mar, y fueron ellos los que descubrieron el Adriatico, Tirreno, Iberia y Tartesso. No navegaban en naves mercantes, sinó en pentaconteros. Y, al llegar a Tartesso, se hicieron muy amigos del rey de los tartesios, cuyo nombre era Argantonio, que gobernó Tartesso durante ochenta años y vivió en total ciento veinte.

Heródoto (Historias 1, 163)

Schulten calculó que Argantonio pudo haber reinado entre el 630 a. C. y el 550 a. C., siendo cierto que favoreció el comercio con los griegos foceos durante 40 años, rompiendo con ello el monopolio que ostentaban los fenicios.

​En los textos no se dice que Argantonio sea el rey de Tarteso, si no que está escrito que es UN rey de Tarteso, por lo que a día de hoy está bastante claro que Tarteso no era ni un reino ni una sola ciudad, si no un conglomerado de ciudades estado muy al estilo de aquella época.

Tarteso a través de otras culturas

La primera referencia a Tarteso podría ser la palabra Tarshish (o Tarsis) que aparece en la Biblia, pero no existe una seguridad.

En efecto, el Rey Salomón tenía naves de Tarsis en el mar junto con las naves de Hiram. Las naves de Tarsis venían una vez cada tres años y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales.

Antiguo Testamento, Libro de los Reyes I, 10-22.

El Profeta Ezequiel (27, 12) comenta que Tiro comerciaba con Tarsis y en este caso es posible que sí se refiera a Tarteso, puesto que Fenicia ya había contactado con ellos.

Pero Jonás se levantó para ir a Tarsis, lejos de la presencia de Yahvéh. Bajó a Yoppe y encontró una nave que iba a zarpar hacia Tarsis. Pagó el pasaje y se embarcó en ella para ir con ellos a Tarsis, lejos de la presencia de Yahvéh.

Libro de Jonás 1,3 del siglo VIII a.C.

El logógrafo Hecateo de Mileto (550 a. C. – 476 a. C.) escribe sobre Tarteso en sus obras y cita varias ciudades tartesias, hablando de la propia Tarteso como si fuese un reino o un país.

Anacreonte, en el 530 a. C., hace referencia en una de sus obras a la riqueza y la complejidad política del reino tartesio.

Heródoto habla sobre el rey Argantonio y de las relaciones de Tarteso con Grecia:​

…un navío samio, que tenía por patrono a Colaios y que se dirigía hacia Egipto, fue arrojado fuera de su ruta a la isla de Platea; las samios confiaron todo el asunto a Corobios y le hicieron un depósito de víveres para un año. Ellos mismos, que, al partir de la isla, habían marchado con un enorme deseo de llegar a Egipto, navegaron fuera de su ruta, arrastrados por el viento del Este; y, sin dejar de soplar el viento, alcanzaron las columnas de Hércules y, conducidos por un dios, llegaron a Tartessos. Este lugar de comercio estaba sin explotar en esta época, de forma que, a su vuelta, estos samios realizaron con su cargamento el mayor beneficio que haya conseguido hasta ahora ningún griego, del que nosotros tengamos referencias exactas, si exceptuamos a Sóstrato, hijo de Laodamente de Egina, que ningún otro puede compararse con éste. De sus ganancias los samios dedujeron el diezmo, seis talentos y ordenaron fabricar un jarrón de bronce en forma crátera argólica.

Éforo de Cime (Escimno, 162) escribe que la capital Tarteso estaba a dos días de viaje (1.000 estadios) de las columnas de Hércules (Gibraltar). Con el nombre Tarteso identificaba a un reino, al río que lo cruzaba y a la capital del mismo, situada en la desembocadura del rio del mismo nombre (que no estaba donde está hoy en día, si no que se hallaba algo más arriba, más cerca de Coria del Río, la antigua desembocadura).

El Lacus Ligustinus

Dicen que Tartessos es un río en la tierra de los iberos, llegando al mar por dos bocas y que entre esas dos bocas se encuentra una ciudad de ese mismo nombre. El río, que es el más largo de Iberia y tiene marea, llamado en días más recientes Baetis y hay algunos que piensan que Tartessos fue el nombre antiguo de Carpia, una ciudad de los iberos.

Pausanias, siglo II a.C.

En el tratado entre Roma y Cartago (348 a. C.), se establece el punto límite hasta el cual podía llegar Roma en la Península Ibérica. Ese punto es la ciudad de Mastia de Tarsis, que posiblemente sea la actual Cartagena.

Nuestro viejo amigo Estrabón sitúa la ciudad de Tarteso en una isla entre los dos brazos de la desembocadura del río homónimo, que él también asocia con el Betis.​

Mucho más tarde, en el siglo IV d. C., el escritor romano Rufo Festo Avieno menciona Tarteso en su obra Ora marítima, un poema en el que se describen las costas mediterráneas.

En un mapa griego bizantino, copia de la tradición manuscrita de los mapas de Claudio Ptolomeo y Marino de Tiro, se escribió el nombre de la ciudad de Tartessos justo encima de un símbolo de ciudad fortificada en la desembocadura del río Guadalquivir (en griego descrito como Baitiós) cerca de la actual Matalascañas.

Tartessos y la Atlántida

Son muchos los lugares que se han querido identificar con este continente perdido, tan poderoso y avanzado en comparación con sus contemporáneos. Tarteso no se libra, y siempre ha sido una de las apuestas más populares.

Mapa del mundo que contempla la existencia de los continentes míticos de la Atlántida y de Mú.

Tomando como base la mención de una tal Gadeira (Cadiz) en el relato de Platón, y su hipotética posición “frente a las columnas de Hércules”, muchos afirman que la civilización atlante fue en realidad nuestra Tartessos.

Citando textualmente a una persona que sabe mucho sobre esto y que me ha ayudado muchísimo:

No en vano, Platón hace referencia a una civilización de primera división, con capital junto al estrecho del lado atlántico, que, contado en años lunares, desaparecería en torno al año 1500 aC.

Rodrigo Jociles-Ferrer.

Este hombre, Rodrigo Jociles-Ferrer, en su blog, ha publicado posts en los que vuelca todo el inmenso trabajo de investigación que lleva muchos años haciendo. Uno de ellos es este: Evocación de Atlantis y Tartessos. ¡Gracias, Rodrigo!

La evidencia fue dada a conocer en el documental de James Cameron de 2017 «El resurgir de la Atlántida».​

Esto que sigue es un trailer, para poneros los dientes largos.

Pero si lo queréis ver entero, aquí lo tenéis, completo y doblado al español:

Redescubriendo Tarteso

En 1924, con la publicación del famoso libro Tartessos, de Schulten, da comienzo el redescubrimiento de esta sociedad mítica de la antigüedad. Para la redacción de este libro, su autor cometió un gran error: intentar emular a Heinrich Schliemann, quien, con la Ilíada bajo el brazo, descubrió el emplazamiento de la hasta entonces perdida ciudad de Troya. No quedó ahí la cosa, pues después descubriría Micenas y Tirinto.

Schulten intentó hacer lo mismo en la Península Ibérica, intentando descubrir donde se encontraba la gran ciudad de Tarteso. Pero se equivocaba de raiz. Tarteso no era una ciudad, era una cultura con una amplia área de influencia. Por lo tanto, lo que hubo fueron varias ciudades, probablemente ciudades-estado independientes y autosuficientes, repartidas por el sur de la Península Ibérica.

A causa del error de concepto de Schulten, todos los arqueólogos estuvieron buscando una gran ciudad hasta el año de 1958. En este año se hace un grandísimo descubrimiento que lo cambia todo: aparece el tesoro del Carambolo, en Camas, junto a Sevilla.

El tesoro del Carambolo, de la mítica Tartessos.

Este tesoro se caracteriza porque combina el hacer de los pobladores autóctonos de la Península Ibérica con características fenicias. Esta combinación delata una personalidad única que fue rápidamente identificada como tartesia. Era, pues, un tesoro tartesio.

La Tarteso mitológica

Para los griegos, la civilización de Tarteso se situaba en el mismísimo límite del mundo. Sin embargo, sabían que los fenicios habían atravesado esos límites muchos siglos antes que ellos y eso les había ayudado a convertirse en los señores de los mares.

Para que sus supersticiosos navegantes y comerciantes accediesen a viajar a esas zonas tan remotas y temidas, Grecia utilizó la mitología. Para ello, los clásicos «envían» en su literatura mítica al gran Hércules a la Península Ibérica para que despeje el sur de esta de los monstruos que lo habitan.

Tarteso, para los griegos, estaba situada en el borde mismo del mundo conocido. Mapa del mundo como lo veían los Griegos.
Tarteso, para los griegos, estaba situada en el borde mismo del mundo conocido.

Los monstruos que habitan Iberia

Según esta literatura mitológica griega vivían, en la isla que hoy es Cádiz, los siguientes individuos y animales: Gerión y su perro Orto, varios pastores (Euritión y Menetes) y un extraordinario rebaño de bueyes de color rojo, propiedad de Gerión.El gran Zeus encarga a Hércules, en su décimo trabajo, que viaje a la Península Ibérica, robe los bueyes a Gerión y los lleve hasta Tilinto.

Este decimo trabajo fue narrado por varios poetas griegos, entre ellos Estesícoro de Himera en torno al 590 a.C., en un poema, Geryoneis, del que solo han llegado a nuestros días algunos fragmentos. Sin embargo, si que ha llegado hasta nosotros un resumen de este poema hecho por Apolodoro (s. II a.C.) en su Biblioteca (2. 5. 10). Este es:

Como décimo trabajo se ordenó a Heracles el ir a buscar el ganado de Gerión a Eriteia. Es esta una isla, situada en las proximidades del Océano [Atlántico], que ahora se llama Gades. Esta isla estaba habitada por Gerión…[…].

Gerión tenía los cuerpos de tres hombres creados juntos, unidos. Eran uno por el vientre, y divididos en tres desde los costados y los muslos. Era propietario de un rojo rebaño [de bueyes]. Euritión era su pastor y su perro guardián, Orto, de dos cabezas,….

Viajando a través de Europa para buscar el rebaño de Gerión, Heracles mató muchas bestias salvajes. Se fue a Libia, y al pasar por [el estrecho de] Tartessos levantó las dos columnas, una a cada lado, en los límites de Europa y de África, como monumento de su viaje.

A lo largo de su viaje fue abrasado por el sol y él dobló su arco contra el sol. El sol, admirado de su atrevimiento, le dio una copa de oro, con la que atravesaría el Océano. Llegó a Eriteia y se hospedó en el monte Abas.

El perro [Orto] lo divisó y se precipitó sobre él, pero le golpeó con su maza. Cuando el pastor vino a salvar al perro [Orto], Heracles lo mató también. [El pastor] Menetes, que pastoreaba el rebaño de Hades en aquel lugar, le contó a Gerión lo sucedido.

Gerión sorprendió a Heracles al lado del río Antemo, en el preciso momento de llevarse el rebaño. Luchó con él y Heracles le mató. Heracles embarcó el rebaño en la copa, atravesó el mar hacia [el estrecho de] Tartessos y devolvió la copa al Sol.

Resumen hecho por Apolodoro en el siglo II a.C. del Geryoneis o Geryoneida de Estesícoro de Himera del año 590 a.C

Es cierto que en seguida siento simpatía por cualquier pobre ser que viva tranquilamente en una cabaña, con su perro y cuidando de su rebaño para que venga un «héroe» griego y robe su rebaño, mate a su perro, mate a su amigo y, por último lo mate a él desde la distancia con una flecha envenenada. Muy mal, «héroe», así no.

Mosaico que representa los trabajos de Hércules
Los trabajos de Hércules

El «heroico» Hércules ya ha dejado esa vía libre para que los griegos pudiesen instalarse en el sur, pero quedaba otro monstruo al que había que matar; la Gorgona Medusa que, encerrada cómo estaba en su cripta para que no la viese nadie, es seguro que representaba una grave amenaza para el comercio de los griegos.

¡Genocidio y malos tratos a las criaturas mitológicas!

En esta ocasión, Atenea manda a Teseo para que acabe con ella, pero esta historia no la explico porque ya os la sabéis todos.

Cronología mitológica de Tarteso

  • Gerión: Primer rey mitológico de Tarteso. Ya hemos contado su triste historia.
  • Nórax: Nieto de Gerión e hijo de Eritea. Conquistó el sur de Cerdeña, donde fundó la ciudad de Nora. (Ver Piedra de Nora).
  • Gárgoris: Primer rey de la segunda dinastía mitológica tartesia, rey de los curetes. Inventó la apicultura y el comercio.
  • Habis: Hijo bastardo de Gárgoris, fruto del incesto con su hija. No reconocido, este chaval sentía que tenía algo que demostrar y estuvo muy ocupado. Escapó con vida a varios intentos de asesinato orquestados por su padre. Descubrió la agricultura atando dos bueyes a un arado. Formuló las primeras leyes. Dividió la sociedad en siete clases y prohibió el trabajo a los nobles. Estableció un sistema social en que unos pocos viven a costa del trabajo y la miseria de la mayoría. También dividió Tartessos en siete ciudades.

Cronología histórica de Tarteso

Los primeros poblados tartésicos datan del Bronce final (1200 a. C. – 900 a. C.) y estaban compuestos por casas de planta ovalada o circular, con paredes de ramas y barro, construidos sin una organización espacial definida. Se situaban en lugares estratégicos donde dominaban los caminos terrestres y los recursos agrícolas y mineros de la región.

La época de máximo apogeo de Tarteso fue el siglo XI a.C. y coincidió con su máxima extensión geográfica. Abarcaría aproximadamente hasta el curso del Guadiana (Anas), por el oeste y el norte e incluiría los territorios del antiguo Argar por el este.

Tarteso controlaba el Estrecho, las Columnas de Melkart, que separaban dos mundos, el Atlántico y el Mediterráneo. Fue epicentro occidental del comercio del bronce, que conseguía obteniendo el estaño en el brazo atlántico y comerciando con bronce y plata en el mediterráneo. Como también contaba con una impresionante riqueza agrícola y ganadera, no tuvo la necesidad de evolucionar hacia una cultura demasiado urbana, ni de expandirse militarmente.

A pesar de ello, la sociedad se fue estratificando y concentrando el poder en unas élites militares, como demuestran las estelas de guerrero. Todo esto derivó en una última etapa de apogeo socio-cultural entre el 700 y el 650 a. C., ya en plena Edad del Hierro.

La etapa más tardía de Tartessos, entre el 650 y el 500 a.C, se caracterizó por el reinado del único monarca histórico: Argantonio.

El ocaso de Tarteso

Tarteso desapareció abruptamente de la historia a partir de la batalla de Alalia (535 a. C.), que tuvo lugar quince años después de la muerte de Argantonio. En ella, etruscos y cartagineses se aliaron contra los griegos y los derrotaron.

Cartago, la gran colonia fenicia, era ahora la dueña del Mediterráneo Occidental. La mayor parte de la costa mediterránea ibérica queda bajo su influencia, pero, como hemos dicho, eran enemigos de los griegos y les cortaron la ruta hacia Iberia.

Tartessos se quedó sin un importante aliado comercial y el comercio y las importaciones se redujeron drásticamente.​ Todo el imperio de Tarteso se resintió, y lo mismo sucedió con Mainake (Málaga), ciudad griega fundada bajo la protección de Tarteso.

Hay muchas teorías sobre cómo desapareció finalmente Tarteso, pero ninguna seguridad. Hay una teoría muy buena en auge, que habla de terremotos y que conecta con el mito de la Atlántida. Y no es algo sensacionalista, es una teoría con mucho peso. Pero todo esto da para otro post tan contundente como este, así que…

Eso es todo…

Pero, si todavía tenéis energías,después de un post tan intenso como este, tengo dos artículos en los que analizo en profundidad al pueblo galaico. Son estos:

Entre la documentación que he utilizado para realizar este post, vuelvo a destacar a Rodrigo Jociles-Ferrer, a quien estoy muy agradecido.

Si sabes algo que se me escape, o si me he equivocado en algo, ¡no te cortes! Déjame un comentario un poco mas abajo.

Os lo agradecería un montón. Me encantaría construir este blog entre todos. Un abrazo.

Sentid, vivid y no os rindáis nunca.

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