Los trasnos, esos traviesos diablillos

Trasnos es como son llamados los duendes de Galicia. En esta tierra, mi tierra, los tenemos muy presentes. Hablamos de ellos, en broma (y no tan en broma), cuando nos desaparece algo misteriosamente, cuando sucede algún acontecimiento inexplicable o cuando se oyen sonidos misteriosos en las casas.

Los trasnos gallegos tienen una imagen muy marcada. Pequeños, gorro rojo, mano agujereada.

También tenemos las expresiones «e cousa do trasno (es cosa del trasno)» o «cousas de trasnos (cosas de trasnos)», para cuando suceden hechos inexplicables. Pero la expresión más famosa de todas es: «facer trasnadas (hacer trastadas)» para referirnos a las travesuras que suelen hacer los niños y que son tan características de estos pequeños seres de nuestro folclore.

Trasnos de por ahí adelante

Los duendes y los gnomos forman parte de las mitologías de toda Europa. En España tenemos el trasgu asturiano, el trastolillo cántabro, el trasgo leonés, el iratxo vasco, el follet catalán y, el que nos ocupa en esta ocasión, el trasno gallego.

Todos estos seres son muy parecidos. Pequeño tamaño, carácter travieso, cabeza encapuchada o con un gorro (normalmente rojo). No es casualidad ni es ningún misterio. Se debe a que tienen un origen común y muy antiguo.

Este es un origen compartido con otras muchas criaturas similares presentes en las mitologias de prácticamente todos los paises de Europa. Este es el caso de los leprechaun de Irlanda, de los que he hecho un post hace poco.

El caso es que, al acercarnos a este origen común, podemos citar el caso del periodo más famoso de la antigüedad: Roma. De este periodo nos han quedado multitud de grabados, figuras e imágenes de los genii cucullati. Estas palabras significan genios o espíritus encapuchados, y aparecen representados cubiertos por una caperuza (cucullus, en latín).

Los trasnos y sus pintas.

Estos pilluelos pueden adoptar múltiples formas y se les describe de muchas maneras, pero la mayoría de las veces son pequeñas criaturas antropomórficas, con cuernos, barba y gorro rojo.

Simpático dibujo de un trasno.
Dibujo de Diego Cuevas

Son muy pequeños y muy bromistas, pero no son malos. Es casi imposible verlos, pues, aunque traviesos, son muy tímidos e incluso pueden volverse invisibles a la vista de las personas.

Una de sus peculiaridades es que tienen un agujero en la mano izquierda. A este hecho siempre se le saca mucho partido a la hora de poner un límite o fin a sus travesuras. Como otras rarezas a tener en cuenta, en muchos relatos se dice que son cojos. Los cuernos solamente son mencionados en algunas fuentes, también.

En el Diccionario dos seres míticos galegos se los describe también con patas de cabra, rabo y un solo cuerno. Esta manera de retratarlos parece llevarnos hasta los sátiros de la mitología clásica griega. Hubiese descartado esta descripción, pero lo cierto es que se conocen muchas historias en Galicia, desde antiguo, que describen duendes con patas de cabra y cuernos.

Costumbres y correrías de los trasnos.

Son los trasnos los que hacen que se rompa la vajilla, que se pierdan las llaves, que caiga un vallado, que se líen los novillos que esté cosiendo una muchacha, etcétera. Cuando las gentes de Galicia se cansan de tanta trasnada es cuando hacen uso de la sabiduría popular y del agujero que tiene el trasno en la mano izquierda.

Resulta que los trasnos solo saben contar hasta diez, o, en algunos relatos, hasta cien. Por ese motivo se les puede entretener con la siguiente estratagema: se les deja en la casa un plato lleno de granos de cualquier tipo de cereal, de lentejas, de habas o de cualquier alimento semejante. El trasno no podrá resistir la tentación de ponerse a contarlos, cosa imposible a causa del agujero que tiene en la mano. Frustrado y enfadado, acabará abandonando la casa.

De igual forma, se sentirá humillado y se enfadará si se le regala ropa, terrible insulto que causará que desaparezca para siempre del hogar.

Simpático dibujo de un trasno.

Recordemos que tanto las trasnos como los tardos de Galicia tienen una capacidad asombrosa para esconderse y desaparecer en cualquier momento y lugar. Sin embargo, aunque no los veamos, basta con observar a los animales para saber si tenemos un trasno en casa. Cuando éstos se ponen nerviosos o se asustan sin razón, es que uno de estos seres vive con nosotros.

También lo sabremos si se escuchan ruidos extraños, si se cierran puertas o ventanas solas, si llevas cargado algo a la espalda y empieza a pesarte más de la cuenta o, por ejemplo, si notas que alguien te da un azote en el trasero y no ves a nadie.

A veces, los trasnos salen al exterior a realizar sus travesuras. Cuando lo hacen, acostumbran a andar detrás de una persona y seguirla a todas partes. Otras veces toman la forma de un caballo, de una oveja, de un carnero e incluso de un cerdo. La finalidad siempre es la misma, gastarle una broma pesada a un humano.

Trasnos desde antiguo.

A los trasnos se los ha modernizado mucho en los últimos tiempos. Tal vez los trasnos gallegos, los demos da mao furada portugueses, los trasgos leoneses y los trasgus asturianos, todos tan cercanos, limítrofes, hayan acercado su imagen los unos a los otros en estos últimos tiempos de gran difusión de la información.

Sin embargo, en las historias más antiguas, al trasno se lo describe como un ser nocturno que suele vivir en las herrerías y en las fraguas, pero sobre todo en las casas; hasta el punto de que cuando una familia se mudaba, éste se escondía entre sus pertenencias y se iba con ellos.

– ¡Me voy por el Trasno! ¡Se me pegó de mala manera y no me deja!

El vecino giró la cabeza para indagar, pues era escéptico. Encima del sarillo (devanadera) iba el armadanzas muy acomodado:

– ¡Vamos de casa mudada! – dijo, y sonrió cínico, como le daba la gana.

Vicente Risco

Y hemos terminado con este duende, pero, si te interesa la mitología de Galicia, aquí tienes unos cuantos posts sobre sus criaturas fantásticas más importantes.

Además, si quieres echar un ojo a otras criaturas fantásticas de otros lugares, aquí las tienes a todas: Criaturas fantásticas en Desde Iliddiam.

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Un abrazo enorme. Muchas gracias por leerme.

Sentid, vivid y no os rindáis nunca.

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