Mouchos, curuxas, sapos y… es la hora de las bruxas

Bruxas y meigas. En el folclore de Galicia, estas figuras son omnipresentes. Tanto es así que se consideran, prácticamente, una realidad en estas tierras. No en vano uno de los dichos gallegos más conocidos es el famoso «habelas, hailas«.

Espectacular imagen de una bruxa.

Empezemos por el principio. Bruxas y meigas no son lo mismo. Ya he dedicado un completo artículo a las meigas. Son una figura muy ámpilia y compleja, mientras que la bruxa es el resultado de que el foco del cristianismo, siempre demonizador de lo pagano, actuase sobre la figura de las meigas. El resultado es la bruxa, una entidad maligna acorde con la imagen estereotipada y popular de las brujas.

Vamos a ver que dice el Diccionario de los seres míticos gallegos de las bruxas:

No hay que olvidar los que, a mi juicio, son los otros dos grandes mitos populares gallegos, por un lado, las meigas, a las que se las considera como personas dotadas de ciertos poderes ignorados por la mayoría, que hay que diferenciar de las bruxas, que son personajes malvados que se dedican a hacer el mal, echar el mal de ojo, hechizar o realizar fechorías dañinas para los humanos y, por otro lado, los mitos generados en torno al lobo, cuyas figuras centrales son el lobishome, el lobo da xente y la peeira dos lobos.

Manuel Martín Sánchez. Seres míticos y personajes fantásticos españoles.

Bruxas y meigas

Y es que es importante saber diferenciar a las meigas y a las bruxas de Galicia. La palabra «bruxa» nos llega desde ese antiguo lenguaje del que descienden el portugués y el gallego actual, y significa «bruja». La tradición popular asocia a las brujas con actos malvados y con pactos con el diablo. Por su parte, la figura de la meiga es más antigua y compleja, pero se puede decir que es una mujer sabia, independiente, con poderes místicos y un enorme conocimiento del medio natural.

Lo más problematico a la hora de crear este artículo es la terrible confusión existente sobre la identidad y la moralidad de las bruxas y las meigas gallegas. Incluso hay autores, como el renombrado antropologo Carmelo Lisón Tolosana, que creen que las meigas son malvadas adoradoras del demonio y que las bruxas son su contrapartida (y que son buena gente). Todas las opiniones son respetables, e imagino que esta estará sobradamente fundada.

Personalmente, me identifico más con otra visión de este asunto, según la cual las meigas son figuras antiquísimas y, por lo tanto, ambivalentes y con una imagen cambiante por zonas. A esta teoría le da peso el hecho de que existan tantos tipos de meigas, mientras las bruxas son, sencillamente, nuestras brujas de Galicia, con esa imagen tan típica y estereotipada.

Las bruxas serían, según esta teoría, lo que el cristianismo fabricó al demonizar la figura de esas meigas gallegas, o curandeiras, mujeres que vivían apartadas y que fabricaban, a partir de la naturaleza, remedios, medicinas y otras cosas más lúgubres. Los autores del Diccionario de los seres míticos gallegos llegan a una conclusión muy parecida:

Creemos que, originalmente, las meigas podian efectuar sus exorcismos en un sentido ambivalente, bueno o malo. Incluirían, por lo tanto, a las actuales bruxas, y a las sabias, vedoiras, curandeiras, etc…

Las creencias en su poder benefactor no desaparecieron por completo. En El Alto das Meigas en Mundil (Celanova), hasta no hace muchos años se practicaba un rito que así lo confirma. Allí subían las jóvenes de la comarca en el amanecer del día de San Juan con un cacharro de agua y un peine, pero sin hablar con nadie. Al llegar, comenzaban a dar vueltas alrededor de unas losas parecidas a las de un lavadero y se peinaban, mientras rezaban siete salves. Cuando acababan, volvían a casa sin hablar con nadie, seguras de haber hecho lo necesario para conseguir belleza, tener salud y casarse rápido y bien. Ahora se interpreta que este rito era efectivo porque desde el lugar se ven nueve iglesias parroquiales. Cristianización y aculturación por las bravas.

Xoán R. Cuba, Antonio Reigosa, Xosé Miranda. Diccionario de los seres míticos gallegos.
El rostro de una bruxa

¿De dónde vienen las bruxas?

Aunque las bruxas suelen nacer como mujeres normales, existe una manera de que una niña nazca predestinada a serlo: que sea la séptima hija de una misma madre sin hermano varón interpuesto. Otra superstición cristiana dice que si la mayor de las hermanas la amadrina, esta niña se libra de ser bruxa.

Si no ha nacido así, el método más popular para que una mujer se convierta en bruxa es que realice un pacto con el diablo y/o tenga trato carnal con él. Como podéis ver, entramos de lleno en la superstición cristiana, con su demonización del sexo incluida. Una mujer también puede convertirse en bruxa heredando ciertos objetos de otra bruxa mayor, como su escoba o el caldeiro donde guarda el cacho (la untura para volar).

O cacho do unto (El cacho del unto)

Las brujas poseen un cacharro (normalmente un cuenco) que utilizan para guardar un tipo de untura o pomada (unto) hecha de grasa de cerdo, polvos de rabo de lagartija, grasa de sapo y polvo de huesos de difunto. Todo esto debe mezclarse bien y recitar sortilegios sobre la untura resultante. Parece ser que solo las líderes de los pequeños grupos de bruxas que dominan una determinada región poseen un cacho con unto.

Es gracias a estas pomadas, con las que untan por completo sus cuerpos desnudos, que las bruxas pueden volar con sus escobas. El último paso que tienen que dar para lograrlo es recitar la siguiente letanía: «Por enriba das silveiras e por debaixo das carballeiras (Por encima de las zarzas y por debajo de los robledales)». Es posible que la gente normal también pueda usar el unto para volar, ya que existen algunas narraciones populares que cuentan historias de personas que lo hacen y viven alguna aventura (o desventura) e incluso que irrumpen en los parlamentos das meigas.

Las bruxas, para volar a los parlamentos de meigas, se untan a medianoche con un ungüento compuesto de grasa de cerdo, polvo de rabo de lagartija, huesos de difunto y unto de sapo, que esconden en la piedra del lar. Salen por la chimenea o por la ventana montadas en su escoba. Para volar recitan la siguiente letanía: «Por enriba das silveiras e por debaixo das carballeiras (Por encima de las zarzas y por debajo de los robledales)».

Xoán R. Cuba, Antonio Reigosa y Xosé Miranda. Diccionario de los seres míticos gallegos.
Bruxas en escobas. Antigua imágen.

Los parlamentos das meigas

Las bruxas normalmente hacen sus reuniones, que aquí en Galicia se llaman parlamentos das meigas, en playas y en las cimas de algunas colinas. También pueden realizarlas en las encrucijadas de los caminos. Después utilizan la tierra de estas encrucijadas para realizar sus meigallos (sus hechizos y maldiciones). Y es que, como dice Xoán R. Cuba, «En los cruces de caminos se enterraba a los niños sin bautizar y todavía se detienen los entierros. También se levantan cruceiros y petos (cepillos) de ánimas en los que se siguen haciendo ofrendas como en tiempos de los Lares.»

En los parlamentos de meigas, que se celebran normalmente en la noche de los sábados, tienen consejo con el demonio, celebran la «media misa», bailan y beben, hacen acopio de útiles mágicos, le besan el culo al demonio y, una vez al año, hacen el reparto de las moscas.

Xoán R. Cuba, Antonio Reigosa y Xosé Miranda. Diccionario de los seres míticos gallegos.

Gatos, moscas, sapos y curuxas

Gatos, sapos y lechuzas. Esos son los animales en los que se suelen transformar las bruxas. También se pueden transformar en moscas, tanto normales como raxadas (tábanos).

Pueden transformarse en lechuzas, gatos, arañas, abejorros, burras, caballos, tábanos y luciñas. Fieles a su máxima: «Todos los días tengo que hacer algún daño», agostan las cosechas, enferman al ganado, echan el mal de ojo, confunden a los viajeros, se lavan el culo en la leche puesta al fuego, bailan en el hogar de las casas, causan plagas de piojos, paralizan las manos a los curas y hacen que las vacas enfermen y den sangre en lugar de leche.

Xoán R. Cuba, Antonio Reigosa y Xosé Miranda. Diccionario de los seres míticos gallegos.

Es muy clásico lo del gato de las brujas, muy literario, muy cinematográfico, pero, al documentarme para este post, descubrí lo siguiente: es mucho, muchísimo más profunda la relación y la comunión de estas criaturas míticas con las lechuzas, que en gallego se dice curuxas. La relación de las brujas con estos seres es muy antigua. La palabra latina strix significa a la vez bruja y lechuza. Para los antiguos eran indisociables.

La lechuza posee gran astucia y se asemeja a las brujas. Cuando la capturan, se apodera de inmediato de sus captores y por esa razón la llevan de un lado a otro cómo si fuese un animalillo mimado, sobre los hombros. ¡Oh, por Zeus! Cómo si fuese un hechizo.

Claudio Eliano, autor y profesor de retórica romano que tuvo su máximo esplendor durante el gobierno de Septimio Severo

Las bruxas pueden tener sapos a su servicio, que siguen sus órdenes. Estos son, según se dice, los hijos que nacen de las relaciones sexuales entre estas bruxas y el diablo. Además, los sapos son un ingrediente imprescindible en muchos bebedizos y venenos de las bruxas, incluido el famoso unto del cacho, que usan para volar.

Las bruxas son ancianas terribles.

Las bruxas de León, Galicia y Portugal

Galicia, León y el norte de Portugal son los lugares en los que se le llama bruxa (y no bruja) a este importantísimo elemento de nuestro folclore y nuestra mitología. Se debe a que estas tierras han sido, durante la mayor parte de su historia, un mismo territorio, el hogar de una misma gente. Tenemos un pasado común, una herencia compartida y nuestras bruxas, igual que una gran parte de nuestro folclore, son los suyos también.

Bruxa, bruxo, cierto género de gente perdida y endiablada que, perdido el temor a Dios, ofrecen sus cuerpos y sus almas al demonio a trueco de una libertad viciosa y libidinosa, y unas vezes causando en ellos un profundíssimo sueño les representa en la imaginación ir a partes ciertas y hazer cosas particulares, que después de despiertos no se pueden persuadir, sino que realmente se hallaron en aquellos lugares, y hizieron lo que el demonio pudo hazer sin tomarlos a ellos por instrumento. Otras vezes realmente y con efeto las lleva a parte donde hazen sus juntas, y el demonio se les aparece en diversas figuras, a quien dan la obediencia, renegando de la Santa Fe que recibieron en el Bautismo, y haziendo […] cosas abominables y sacrílegas

Sebastián de Covarrubias, acerca de las bruxas y los bruxos de León.

Aquí os dejo el enlace a un artículo muy bueno sobre las brujas de León: La brujería leonesa.

Un poco de historia sobre bruxas y hechiceras

Voy a intentar reconstruir los hechos sin hacerme demasiado tedioso.

1289 es un año de referencia. En él se establece en Santiago de Compostela una distinción muy clara entre magia (la adivinación incluida) y la religión. Se les prohibe a los religiosos practicar cualquier tipo de magia y, al poco tiempo, esta prohibición pasa a afectar a todo el mundo.

En 1579 una hechicera (como siempre les llamaba el tribunal de Santiago) es interrogada y torturada por «haber tenido invocaciones, tratos y cópula con el demonio»; en 1582 otra «hechicera e invocadora de demonios» «confesó el pacto que tenía con el demonio y cómo a veces… había tenido con él acceso carnal, unas veces de día y otras de noche y haberse ofrecido [en] cuerpo y ánima al demonio».

A finales del siglo XVI y principios del XVII comienza a aparecer una distinción entre hechicera y bruja en las actas de los procesos de la Inquisición. El concepto de hechicera se relaciona «más con la manipulación de ensalmos, hierbas, filtros, polvos, conjuros, etc., mientras que el de bruja engloba hacer el mal, tener pactos y sexo con el demonio, matar niños, etc.)».

De hecho, a nivel social, la palabra «bruja» comienza a ser utilizada como insulto.

El proceso de las brujas de Zugarramurdi, en Logroño, lo cambia todo y, a partir de 1612, el tribunal de la Inquisición de Santiago arremete contra las «brujas» más que contra las «hechiceras». Y es precisamente en esa segunda década del siglo XVII cuando aparece la palabra meiga para referirse a la bruja maléfica cuyo propósito es enmeigar, es decir, hacer el mal a personas y animales.​

Y esto es lo que se cree saber sobre las bruxas de Galicia

Ya son unos cuantos artículos tratando este tema tan chulo. Hemos hablado de las meigas, hemos descrito a las misteriosas feiticeiras, hemos descubierto a la terrible meiga chuchona y hoy hemos hablado de las bruxas. Ahora solo nos quedan las vedoiras y podremos cerrar este ciclo con un super post especial.

Mientras tanto, si quieres seguir conociendo a las criaturas de la mitología de Galicia, aquí tienes muchos más retazos de este amplio entramado.

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2 ideas sobre “Mouchos, curuxas, sapos y… es la hora de las bruxas”